Fresco de los delfines: civilización minoica
La mentalidad minoica queda bien
reflejada en la expresión artística y arquitectónica de su época. Se puede
deducir que era un pueblo principalmente pacífico como así demuestran sus
construcciones palaciales totalmente abiertas, sin fortificaciones. En cuanto a
la pintura, normalmente frescos, la temática principal es la religiosa-ritual y
naturalista. Apenas quedan restos, salvo los ejemplos de Akriti, en los que la
guerra o lucha sea el tema principal. El pueblo minoico se remonta al III
milenio a. C y geográficamente se reduce prácticamente a la isla de Creta y
Thera (salvo alguna influencia detectada en alguna zonas del Egeo, como
Filakopi, Aya Irini, Trianta etc.). Su civilización finaliza con la llegada
pacífica o violenta, no está claro todavía, de un nuevo pueblo, de origen
indoeuropeo, los micénicos, en el 1450 a.C, pero su influencia pervivirá en el
arte de este belicoso pueblo.
Este fresco realizado en el periodo de los segundos
palacios, periodo comprendido entre los siglos XVII y XV a.C y momento de esplendor de la cultura minoica, es
una buena muestra de la expresión naturalista del arte minoico.
En este caso han elegido una
temática marina, medio natural muy ligado a su forma de vida. Hay que tener en
cuenta que su organización política y defensiva se basaba en una talasocracia y
el vivir en una isla hacía prácticamente imposible no relacionarse con este
medio. En él se muestran delfines, nadando alegremente entre otras especies
piscícolas y con el fondo marino poblado
de erizos. A pesar de que parece estar hecho con vivos colores y se presume que
los minoicos hicieron uso de estas gamas tan vivas de azules a la vista de
otras muestras, se trata de una reconstrucción basada en la restauración de los
frescos realizada por E. Gillieron y Piet de Jong a comienzos del s. XX y que
ha sido criticada. Respecto a la ubicación de la reconstrucción también existen
discrepancias. Evans lo situó en el muro de lo que se conoce como el megarón de
la reina del palacio de Cnosos, pero según algunos autores fue concebido como
pavimento, una polémica más que se añade a las muchas provocadas por el modelo
de reconstrucción elegido por Evans.
Expertos, han querido ver en las
representaciones pictóricas minoicas influencias del arte Egipcio, ya que sus primeras manifestaciones se producen
durante el Reino Medio en Egipto, periodo en el que la pintura egipcia empieza
a hacer gala de cierto naturalismo, véase por ejemplo la representación de aves
y plantas en las tumbas de Beni Hasan. No obstante, el arte minoico con su
tendencia a la curva y el movimiento a través de ella, hace que las
representaciones pictóricas sean mucho más libres, dinámicas y coloridas que
las de sus contemporáneos. No hay que dejar de señalar, que a su vez, se podrá
observar la influencia Egea en la ejecución y temática en la decoración
pictórica de los palacios del Reino Nuevo egipcios, concretamente en el periodo
de Amarna. Esto nos muestra que la influencia entre esas culturas fue reciproca
y arroja luz sobre la fortaleza de la cultura minoica en su esplendor, capaz de
influir en un pueblo tan consolidado como el Egipcio.
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