Teatro de Marcelo



Nos cuenta Pierre Grimal en su obra La vida en la Roma antigua, que los romanos** a finales de la República carecían de infraestructuras fijas para la representación teatral, estas se construían de forma provisional en función de la necesidad con un escenario muy precario y gradas de madera. Además los espectadores permanecían de pie, ya que para la mentalidad romana, el permanecer sentado hubiera sido manifestar una debilidad de espíritu que veían por doquier en las ciudades griegas. La primera construcción de un teatro en piedra, fue con Pompeyo hacia el 55 a.C y fue considerado un signo de decadencia del espíritu Romano por las facciones más reaccionarias, ya que esta construcción habría sido fruto de la grata impresión que causó el teatro de Mitilene de la isla de Lesbos en un viaje que realizó el cónsul por oriente. Pompeyo se sirvió de una estrategia para hacer más apetecible a los romanos esta nueva infraestructura, la planteó como una dependencia anexa a un templo erigido a la diosa Venus.
Una vez establecida la costumbre del teatro entre los romanos, que comenzó en los tiempos de los teatros móviles con la celebración de ceremonias sagradas ofrecidas al regocijo de los dioses y siguiendo ritos muy estereotipados, se desarrolla,  gracias a la influencia helénica, con tragedias y comedias con regusto latino. Se convierte, junto con las carreras de caballos y las luchas de gladiadores, en la propaganda del emperador de turno y en la diversión y entretenimiento de una plebe cada vez más numerosa.
El teatro romano complica la estructura del griego, mantienen elementos comunes (escena, orchestra, cávea), pero los adapta a sus necesidades, como ejemplo podemos ver cómo tienden a suprimir al coro en las representaciones, por lo que la orchesta se hace más pequeña favoreciendo el proscenio. Los teatros griegos se construían aprovechando las pendientes de una colina. Pero las romanas al ser construidas en un terreno llano como el Campo de Marte se resolvió creando una pared circular de fachada que sostenía las gradas de los espectadores.
Esta construcción, realizada ya en la época imperial por la mano de Augusto entre los años 13-11 a.C, es la tercera de la que se tiene constancia en la ciudad de Roma. A su exterior, como se puede observar en la imagen y que correspondería a la parte que rodeaba la cávea,  constaba de tres cuerpos y siguiendo las prácticas de los anteriores teatros de Roma optaron por la superposición de órdenes en la decoración. Este recurso será aplicado también a los Coliseos y Circos.
Los dos pisos inferiores abiertos con arcos y separados por pilastras, las del piso bajo en orden dórico y la del piso central en jónico. El tercer piso constaría de arcadas ciegas y la separación entre arcadas sería con pilastras de estilo corintio, pero no se puede apreciar porque es una edificación posterior.
En esta obra, además se puede constatar cómo el paso de la historia no deja indiferentes a sus edificaciones ya que si las infraestructuras se mantienen en uso (aunque sea diferente de aquel para el que se concibió) van adquiriendo las formas, gustos y requerimientos de cada época o necesidad; así, este teatro en la edad media se utilizó como fortaleza, después fue transformado en palacio para convertirse más tarde y hasta la actualidad en casas humildes que sustituyeron el tercer cuerpo del teatro. El interior del teatro quedó perdido para siempre.

Nota **: Se refiere a Roma ciudad, ya hay constancia de construcción de teatros en piedra en la península itálica. Los dirigentes de la Roma Republicana  veían una amenaza para el orden social la edificación de teatros estables por lo que se pospuso su construcción hasta el teatro de Pompeyo en el campo de Marte.

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